El membrillero o membrillo (Cydonia oblonga) es un árbol frutal muy antiguo que ya se cultivaba allá por el año 4000 a.C, siendo originario de Europa meridional y encontrándose en la actualidad en zonas del centro y suoeste asiático. Es bastante más antiguo que el manzano, uno de los árboles que se cultivaba con mayor antelación.
Se trata de un árbol perteneciente a la familia de las rosáceas y único miembro del género Cydonia que requiere un clima templado con algo de frío invernal y veranos calurosos. Necesita, además, ser cultivado en zonas aireadas y no hondonadas y es uno de los árboles frutales más exigente en lo que a luz se refiere.
Como la mayoría de árboles frutales, el membrillero no tolera las heladas tardías y los suelos ideales para su cultivo son aquellos con un pH ligeramente ácido, bastante arcillosos y con muy buen drenaje.
Descripción del membrillero
El membrillero es un árbol caducifolio que no sobrepasa los 6 metros de altura. Su tronco es liso, de color grisáceo y suele presentar escamas cuando va cumpliendo años.
A pesar de ser originariamente arbustivo, se ha cultivado para formar árboles de 1,5 a 6 m de altura. Las ramas son tortuosas; pero, mientras son tiernos, poseen tal flexibilidad y tenacidad que tiempo atrás eran preferidas en mimbre (de la mimbrera Salix fragilis); de hecho, esa característicos es el origen del nombre castellano del árbol, «membrillo», derivado de «mimbrillo» (diminutivo de mimbre).
Las hojas del membrillero son grandes llegando hasta los 10 cm de longitud y la copa que conforman es algo irregular.
El membrillero florece en primavera y sus flores son de color blanco o rosado, tienen 5 pétalos y 20 estambres.
El fruto es el membrillo, una delicia muy peculiar de color amarillo y con forma esférica. Su corteza es áspera, similar a la de un limón y su sabor no es dulce para nada. Muy complicado de definir pero lo que sí es seguro es que su aroma es espectacular. Mucha gente no es capaz de comerlo crudo debido a su sabor agrio y a su textura extremadamenete dura pero a muchos otros les encanta.
El uso mayoritario que se le da al membrillo está relacionado con las mermeladas, compotas o pudin.
Es más rústico que los perales y manzanos, su madera resiste muy bien el frío intenso del invierno y como que florece a finales de abril, suele escapar de las heladas tardías.
Cuando la primavera anuncia la hora de la floración, de las ramas brotan, individuales, bellas, casi sin pedúnculo y relativamente grandes (hasta 5 centímetros), numerosas flores de pétalos blancos o de color rosa claro. Los 5 pétalos, protegidos por 5 sépalos dentados, forman el lecho nupcial donde 5 pistilos femeninos (que formarán las 5 cavidades del corazón frutal) esperan la llegada del polen fecundador mientras sus compañeros masculinos (entre 15 y 25 estambres) permanecen a la espera del insecto que se encargado de llevar el polen a otros harenes de la misma especie.
El fruto es un pomo globoso o piriforme, formado por carne, piel y corazón, una estructura similar a la de las peras y las manzanas, llamado membrillo.
A diferencia de las manzanas y las peras, la piel del membrillo se encuentra cubierta de un tomento, o pelusa algodonosa, que se desprende en copos en rozarla. También se desprende cuando madura, en otoño; y, al hacerlo, deja al descubierto una fragante piel y de un bello color amarillo dorado, mostrándose entre las hojas como un rutilante y perfumado sol otoñal.
Hay algunas variedades que permiten comer el fruto crudo pero la mayoría se suele preparar azucarado como membrillo.
También es bastante utilizado como base para injertar los perales y así se consigue más precocidad y mayor calibre en estas. Es un cultivo más antiguo que el de peras y manzanas y el fruto del membrillo es al que se refiere la leyenda griega de «Paris y la manzana de oro».