Decidir qué árbol frutal queremos plantar en nuestro jardín no es solo una tarea estética, climática o de los cuidados específicos que necesitará el árbol en cuestión. Uno de los aspectos más importante que debe tenerse en cuenta a la hora de saber qué especie conviene plantar en nuestro jardín es el de las características fisonómicas del árbol (altura, tamaño de las raíces, tamaño de las hojas, tipo de copa, etc).
Lo mejor es seleccionar árboles frutales con poca raíz que no influyan en nuestro terreno ni en ninguna construcción que quede demasiado cercana de la zona en la que plantaremos nuestro nuevo árbol frutal.
Ejemplos de árboles frutales con poca raíz
Algunos de los árboles frutales que son más apropiados para jardines son el naranjo, limonero o caqui.
El hecho de que estos árboles tengan poca raíz no significa que no puedan crecer lo suficiente y que lleguen a tener una copa lo suficientemente grande como para darnos sombra. De hecho, su copa es bastante densa y cumple la función de dar sombra con creces.
Los colores que aportan al jardín, sumado al hecho de poder recolectar frutos y a la vida que darán al resto de la zona, hacen de los árboles frutales con poca raíz la opción perfecta para cualquier casa. Además, el hecho de no tener que preocuparte por el tamaño de las raíces que termina provocando levantamiento de suelo o de paredes supone un gran alivio.
En cualquier caso, existen otras especies de árboles con poca raíz y que terminan dando mucha sombra gracias a la densidad de sus hojas. Algunos de ellos son la acacia, el sauce o el arce.
Entonces, ¿por qué comprar un árbol con raíces densas que estropeen nuestro jardín cuando existen los árboles frutales con poca raíz que nos librarán de problemas?